El 2013 fue un buen año para la industria francesa del cuero. En la primera mitad de ese año la producción de cuero para las industrias del calzado y la marroquinería creció 3%. En paralelo, la producción de calzado aumentó 14% en dicho período.

El excelente balance cerrado por la industria francesa, teniendo en cuenta el contexto de crisis que viven los países europeos, se explica –aunque parezca inexplicable- por el crecimiento del sector lujo.

Es que Francia, que detenta una tradición y un prestigio indudables en la industria de productos de lujo, tiene muy en claro los caminos de éxito en este sector. La oportunidad en este período esta en los llamados “países emergentes”, que no han parado de crecer. China y algunos países del Sudeste Asiático, junto con algunos mercados latinoamericanos están brindando los mejores resultados a las marcas de más alta gama.

Pro esto el resultado de sus exportaciones también fue muy positiva. En total, el calzado vendido al exterior sumó 985 millones de euros y la marroquinería totalizó 2.371 millones de euros. Estas cifras muestran una mejora del 5% y del 2%, respectivamente.

Sin embargo, todavía se registran problemas en la provisión de materia prima ya que hay una menor disponibilidad de animales para faenar. La demanda sigue siendo mayor que la oferta y, por lo tanto, los precios son altos.

En busca de encauzar sus necesidades de provisión de cueros de la más alta calidad, varias marcas han encarado en los últimos años la compra de tradicionales curtiembres. Es que el cuero en un zapato o cartera de alta gama ocupa una porción relativamente baja del costo, pero el requerimiento es que sea absolutamente especial. Por lo tanto la inversión de las grandes casas de moda en garantizarse cueros de alta gama se convierte en imprescindible aunque esto influya escasamente en el costo final de los productos terminados.