La reciente la noticia de que la cadena irlandesa Primark se vio obligada a retirar miles de ojotas por el riesgo de contener un producto químico cancerígeno perturbó al mercado. Una vez más una noticia que alarmó a la sociedad sobre las prácticas de un sector industria que junto a algunas grandes marcas, esconde en sus bajos precios y continuos lanzamientos una realidad muy grave sintetizada en privilegiar su rentabilidad por sobre el respeto al consumidor.

Diversas organizaciones de consumidores y también algunas ambientalistas llevan años advirtiendo sobre la cantidad de tóxicos que están presentes en prendas de ropa y calzado. Sus campañas de sensibilización buscan acercar al consumidor información sobre los químicos que esconden las ciertas prendas, además de conocer cómo han sido fabricadas, con qué materiales y en qué condiciones laborales.

Solo por nombrar un dato, “en el mundo se producen alrededor de 24 mil millones de pares de zapatos al año y la mayor parte de la producción, incluye procesos intensivos en mano de obra. En algunos países, los trabajos se realizan en forma peligrosa para la salud y la seguridad” explica José Luis Mariñelarena, coordinador de la campaña ‘Cambia Tus Zapatos’ de la Federación Setem, de España.

“De esta cifra un 88 % se fabrica en Asia, con China a la cabeza como principal productor. Se trata de países con bajos salarios y mercados laborales desregulados. Las condiciones de trabajo y de vida de las personas que realizan esta producción se ven afectadas directamente por las presiones en los precios y en los tiempos de entrega que las marcas ejercen sobre sus proveedores”, explica el experto.

“Sin embargo -asegura-, esta precariedad laboral no es solo una realidad en lugares como China o India, ya que en países de Europa Oriental también encontramos casos de vulneración de los Derechos Humanos y laborales. “Decenas de miles de trabajadores de esa región y los países balcánicos producen zapatos vendidos como ‘Made in Italy o ‘Made in Germany’ y en algunos casos cobran salarios inferiores a los de Dongguan, China”.

Mariñelarena dice que “en Albania, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, por ejemplo, la producción de ropa y calzado se estructura mediante el Régimen de Perfeccionamiento Pasivo, un sistema que consiste en exportar mercancía desde la UE a países cercanos que tienen bajos niveles salariales, para externalizar las tareas intensivas en mano de obra y de bajo valor agregado, y luego volver a importar el producto a la UE libre de derechos arancelarios… de forma que se consigue un ‘Made in Italy’ muy barato y a costa de miles de trabajadoras en la pobreza”.

Frente a esta situación, la transparencia es clave para conseguir un cambio hacia una industria más responsable en su proceso productivo. Por ahora esto parece “casi imposible en la gran mayoría de los casos, donde predomina una cadena de suministro tan extensa que se llega incluso a perder el control de los impactos producidos en cada etapa”.

Aseguran que campañas como ‘Cambia Tus Zapatos’, coordinada por Setem, trabajan en esta dirección para conseguir generar más presión y que cada vez sean más las marcas que se atrevan a compartir sus cadenas de suministro.

“Actualmente con la Campaña Cambia Tus Zapatos estamos recogiendo firmas para exigir a las principales marcas de calzado, entre ellas la española Camper que tomen medidas en este asunto y publiquen los nombres y las direcciones de todos sus proveedores. Informen sobre los progresos realizados en el abandono de productos químicos peligrosos y muestren que respetan los derechos humanos de las personas que fabrican su calzado, garantizándoles sueldos dignos y condiciones laborales seguras.”

Mariñelarena apunta que desde hace un tiempo se ve una evolución positiva y una tendencia clara de cambio en la sociedad y que algunas marcas están empezando a utilizar otros materiales, dentro del concepto de la economía circular en un intento de minimizar este impacto ambiental y recuperando materiales.

Dentro de la industria de la moda, el sector del calzado se sitúa todavía hoy en un posición casi invisible donde las movilizaciones de trabajadores que reclaman mejoras en las condiciones laborales y llaman la atención sobre los altos impactos medioambientales de los procesos productivos prácticamente no se conocen, ni mucho menos se difunden.

“Creemos que campañas como Cambia Tus Zapatos son el primer paso para que realmente el sector de la industria del calzado sea consciente y comience a tomar medidas que reviertan esta situación. Algunas marcas europeas con las que hemos estado en contacto ya han mostrado avances en la transparencia y la debida diligencia y esperamos que otras lo hagan también” concluye Mariñelarena.

Y es que para conseguir un cambio real, las empresas deben comprometerse a evaluar de forma sistemática y pormenorizada los riesgos asociados a su actividad con el fin de asegurar que se están respetando los derechos laborales y las regulaciones medioambientales en toda su producción. Un compromiso que, por desgracia, aún está lejos de ser una norma establecida en el sector.
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FashionUnited / CueroAmérica

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