Ante tres mil delegados presentes en la sesión anual de la Asamblea Popular, la nueva generación de dirigentes que llegó al poder en China, anticipó que estimulará el consumo popular, fortalecerá el mercado interno y atenderá la contaminación ambiental. Se espera que esta política amplíe las posibilidades de venderle y a la vez se reduzca la presión de sus productos a bajo precio en otros mercados.

Los anuncios de la nueva dirigencia china consignan que intentará reducir la gran brecha existente entre ricos y pobres, en esa nación de 1.350 millones de habitantes, para enfrentar la baja de la demanda externa y la disconformidad social.

Por eso, al hablar en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular, el primer ministro saliente, Wen Jiabao, expuso las líneas que seguirán los líderes de la renovación generacional que acaban de asumir a mediados de marzo: el gobierno presidido por Xi Jinping, con Li Kegiang como primer ministro.

«La producción no alcanza las necesidades materiales y culturales del pueblo, que crecen cada vez más», dijo Wen a los tres mil delegados reunidos en la primera cita parlamentaria de este año. Precisó que la economía se orientará a satisfacer al menos en parte el consumo interno para combatir la desigualdad, la ineficacia y los excesos.

Los nuevos dirigentes chinos, particularmente críticos, sostienen que se requieren grandes reformas para cerrar la brecha entre los ingresos y sofocar así el creciente malestar social.

El nuevo presidente chino Xi Jinping asumió en medio de grandes espectativas de cambio.

Tanto los políticos chinos como los observadores coinciden en que las décadas de sostenido crecimiento económico permitieron que millones de campesinos salgan de la pobreza, pero ello no fue suficiente para ofrecer un bienestar mínimo al conjunto de la población.

El objetivo es lograr un crecimiento económico del 7,5% en el 2013, un nivel más bajo que el del 2012, cuando se registró el 7,8%, la menor tasa de los últimos 13 años.

«Debemos tomar con firmeza la expansión de la demanda doméstica como nuestra estrategia de largo plazo para el desarrollo económico», dijo Wen, según las agencias internacionales.

«Para expandir el consumo individual, deberíamos reforzar la capacidad del pueblo para consumir, mantener estables sus expectativas de consumo, impulsar su deseo de consumir, mejorar su ambiente de consumo y hacer que el crecimiento económico esté más impulsado por el consumo», precisó.

Li Kegiang, primer ministro

El plan gubernamental indica que Beijing seguirá tratando de poner el eje de su esfuerzo en el consumo interno y no en las exportaciones, gracias a las cuales China se convirtió en la mayor potencial comercial del mundo. Esta es la respuesta, en principio, a la fuerte caída de la demanda externa, sobre todo por la crisis que sacude a los países desarrollados.

En los últimos años China amplió en forma consistente sus importaciones de productos manufacturados, generando muy buenos negocios especialmente para el sector lujo. El aumento del poder adquisitivo de un sector más amplio de su población seguramente brindará grandes oportunidades a la industria del mundo.

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Telam / CueroAmérica