Protesta de los trabajadores camboyanos en Phohom Penh

Durante el mes de agosto, la industria textil camboyana ha vivido unos 25 episodios de huelgas y manifestaciones. Un movimiento iniciado por los trabajadores de la fábrica Jiun Ye Garment, de capitales chinos, quienes reclamaban el pago de las bonificaciones salariales. Para ser una saga de los conflictos vividos por empresas textiles y del calzado en Bangladesh, China y Vietnam.

La compañía cuestionada culpó del retraso en el pago de los plus salariales a un error técnico. Pero los trabajadores de la industria textil, que ya salieron a las calles la pasada primavera (del hemisferio Norte) para protestar por el pago de las bonificaciones salariales, no se contentan con disculpas y exigen sus derechos. Así, unos 3.000 trabajadores de la fábrica Jiun Ye convocaron una huelga el pasado 18 de agosto que se alargó hasta el pasado domingo.

Una decisión criticada por la Garment Manufacturers Association in Cambodia (GMAC), que subraya que la compañía ha reconocido sus errores y se ha comprometido a dar una solución. Pero ahora las reivindicaciones van más allá, cuestionando temas como el nivel salarial en general o las condiciones de trabajo en las fábricas.

En Camboya, el sector textil cuenta con alrededor de 650.000 trabajadores y el año pasado registró 5.500 millones de dólares en exportaciones. Un pilar de la economía local que está viviendo un año de tensiones y conflictos laborales. En enero, cuatro civiles murieron cuando la policía abrió fuego contra los trabajadores que formaban parte de la marcha de protesta, que reclamaban un incremento del salario mínimo, fijado en los 160 dólares mensuales (117 euros).

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