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La OCDE alerta sobre la baja del comercio mundial y habla de la necesidad de mejorarla distribución del ingreso
Defensora acérrima del libre comercio, en su revisión de la economía global la OCDE vuelve a apostar por la eliminación de cualquier traba al libre intercambio de bienes y servicios. Propone enfrentar el proteccionismo surgido a raíz de la crisis económica acelerando la puesta en marcha los acuerdos regionales de libre comercio, siguiendo el ejemplo del TPP. Por otra parte, los técnicos de la OCDE proponen una mejor distribución de la riqueza, sumándose a la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que en los últimos meses ha alertado en varias ocasiones sobre los efectos nocivos de la desigualdad social sobre el crecimiento.
El comercio, auténtico motor de la economía mundial en la era de la globalización, se ha frenado en seco. La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a las economías más poderosas del planeta, ha señalado el lunes 9 su creciente preocupación por la ralentización de los intercambios comerciales globales, fiel reflejo del paró económico del bloque emergente y, muy especialmente, de China.
«En términos históricos, las tasas de crecimiento del comercio mundial registradas en lo que va de 2015 se asemejan a las que anteceden a una recesión global», alerta la economista jefe del organismo, Catherine L. Mann, en su informe semestral de previsiones económicas globales. La OCDE prevé que el comercio mundial se expanda un 2% este año, la segunda tasa más baja de la última década. Solo en cinco de los últimos 50 años se ha registrado un crecimiento del comercio mundial igual o inferior a este nivel.
«El panorama económico se ha nublado este año», asevera el ente con sede en París. «La fuerte desaceleración de los emergentes se está dejando sentir en la actividad global y en el comercio y está poniendo a prueba el leve impulso de la recuperación en los países desarrollados». Según sus previsiones, la economía mundial cerrará el año en curso con un crecimiento del 2,9% y se expandirá un 3,3% en 2016, cuatro y cinco décimas por debajo de la última previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicada en julio. Esta cifra también es inferior a la última previsión de la propia OCDE, que en septiembre ya había rebajado su pronóstico de crecimiento mundial en una décima hasta el 3%.
Pese a las preocupantes señales que emite la dinámica económica mundial, el organismo confía en el enderezamiento del comercio en los próximos meses de la mano de la batería de medidas de estímulo aprobadas por las autoridades chinas -nueva rebaja de los tipos de interés y un nuevo plan de inversiones en infraestructuras-, que «ayudará» a su transición económica hacia un modelo centrado en el consumo interno y menos centrado en las exportaciones.
“Estas políticas fijarán un piso al precio de las materias primas, lo que contribuirá a estabilizar las economías de los países exportadores”, apunta Mann en referencia directa a Rusia, Brasil y Malasia, los que peor están digiriendo el nuevo paradigma de commodities a precio de saldo.
Pero no todo son parabienes para los responsables de la política económica del gigante asiático. “China debe reforzar su red de seguridad social y aumentar su gasto en protección del medioambiente”, aconseja la jefa del departamento de análisis económico del ente al tiempo que señala la “incertidumbre” sobre su transición de una economía industrial a otra basada en los servicios y la demanda interna.
Respecto a Estados Unidos, una economía que sigue creciendo a velocidad de crucero y que está a punto de afrontar la primera subida de tipos en casi una década, la OCDE echa en falta una subida salarial que apuntale la reciente mejoría. “Sin este aumento, la recuperación perderá fuelle y habría que poner en duda la capacidad de EE UU de contribuir al relanzamiento del comercio y del crecimiento global”.
El sueldo medio de los estadounidenses acumula un repunte del 2,2% en lo que va de año y la inflación sigue lejos del objetivo del 2% de la Reserva Federal. La OCDE también reclama más reformas en el sistema fiscal y en las transferencias de renta en aras de mejorar la distribución de ingresos y mejorar el desempeño económico. Los técnicos del organismo se suman así a la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que en los últimos meses ha alertado en varias ocasiones sobre los efectos nocivos de la desigualdad social sobre el crecimiento.
Con la vista puesta en la cumbre del clima de París, que congregará a los principales líderes mundiales a partir del día 30 de noviembre, la OCDE también apunta al potencial de las inversiones en energías renovables tanto para lograr poner freno al cambio climático como para reafirmar la senda del crecimiento mundial.
En el bloque de países desarrollados, la inversión en energías alternativas a los combustibles fósiles alcanzó su cénit en 2011, con una inversión anual conjunta de más de US$ 190.000 millones (€ 176.400 millones). En los últimos años, en cambio, la tendencia alcista se ha revertido y en 2014 las naciones más ricas solo invirtieron US$ 140.000 millones.
En el bloque de naciones emergentes, la inversión en renovables se ha multiplicado por 13 en la última década, hasta casi igualar la cifra de las naciones desarrolladas el año pasado (130.000 millones de dólares). “No hay excusas económicas para postergar la acción contra el cambio climático”, ha subrayado Mann durante la presentación de las conclusiones del informe. “Una acción colectiva de inversión en lucha contra el cambio climático también es deseable desde el punto de vista del crecimiento”.
El gigante del transporte de mercancías Maersk cree que las previsiones de crecimiento económico global para 2015 no son consistentes con los volúmenes de carga. «Creemos que la economía mundial se está enfriando», afirmó este domingo el consejero delegado de la empresa, Nils Smedegaard Andersen, en declaraciones a Bloomberg. «El comercio es sustancialmente más débil de lo que debería ser bajo las tasas de crecimiento que se prevén». «En nuestros propios pronósticos observamos un crecimiento menor en las naciones en vías de desarrollo, y quizá también en Europa, que el que prevén otros para 2015», apunta en referencia implícita a organismos globales como el FMI o la OCDE. «También somos más pesimistas en 2016».
El beneficio de Maersk se desplomó un 61% en el tercer trimestre y la demanda de transporte de mercancías por vía marítima apenas creció respecto al mismo periodo del año anterior. La reducción es especialmente significativa en el caso de los intercambios comerciales entre Asia y Europa por la devaluación del euro, que hace menos competitivas las exportaciones chinas.
Pese a la debilidad de la actividad comercial global -un duro golpe para una industria que arrastra problemas de exceso de capacidad-, Andersen no ve aún «señales» de que la economía mundial esté cerca de una recesión como la que antecedió a la crisis financiera de 2008 y 2009.
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El País (España) / CueroAmérica
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