El 1 de marzo de 2014, China puso en vigencia las nuevas normas para el tratamiento de desechos industriales. Desde entonces, el gobierno de los estados de Hebei y Xinji interrumpieron la producción de varias curtiembres porque la cantidad y tipo de sus desechos superaba lo estipulado por la norma.

Las empresas solo podrán abrir sus puertas nuevamente cuando tengan instaladas las plantas para el tratamiento de sus efluentes líquidos. Para evitar que continúen operando hasta entonces, el gobierno cortó la provisión de agua y electricidad.

A menos que las empresas puedan financiar las mejoras requeridas, muchas de ellas deberán cerrar definitivamente sus puertas. Según informaron fuentes de la industria, en el norte de China, región donde se encuentran Hebei y Xinji, ya se registra una caída en la producción de curidora.

Uno de los problemas planteados por esta situación, es que afectó fuertemente la disponibilidad de dinero en efectivo de las curtiembres. Se destaca que si bien formalmente las empresas pueden obtener créditos para las obras reclamadas, éstos son muy difíciles de concretar.

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