Los sitios web de venta online parecen reconocer los límites que presentan muchos productos a la compra vía Internet. Así cada vez más portales están abriendo salones de exposición para que los usuarios puedan mirar antes de comprar para bajar los enormes costos de las devoluciones, y puntos de entrega físicos para evitar el gasto de las entregas. Así se parecen cada día más a sus antecesores, las tradicionales tiendas físicas.

El gigante Amazon, lidera la acción. Su fundador, Jeff Bezos, ha lanzado una cadena de hasta 400 tiendas para vender libros, y si lo precisa para vender libros cómo será con el sector de indumentaria y moda. En diciembre pasado también lanzó la primera tienda de comestibles de la empresa -de 1.800 pies cuadrados- en Seattle.

Según el grupo Savills, especializado en la comercialización de inmuebles, cinco sitios de venta online abrieron tiendas físicas en el Reino Unido el año pasado,

Las nuevas salas de exposición están apareciendo porque los compradores precisan probar ‘en persona’ ciertos productos antes de comprarlos. Algunos dicen que también en parte es para fortalecer su marca, lo que evidencia que Internet no es autosuficiente.

Pero el cambio también se relaciona con los costos de los minoristas en línea: si un cliente tiene un producto probado en la tienda, es menos probable que lo devuelva. Los compradores en línea suelen devolver el 30 % de las compras, una gran razón por la cual los minoristas como Asos corren con márgenes operativos del 4 %.

Las tiendas físicas son también necesarias para cualquier minorista que ofrezca órdenes de ‘clic&collect’ (lo compro y busco), uno de los sectores de ventas online más rápido y lucrativo, donde los clientes compran un producto en la web pero lo recogen en una tienda cercana. Eso busca eludir lo que se constituyó en el talón de Aquiles de los minoristas por Internet: la entrega de un almacén local a la casa de un cliente, que representa el 28 % de los costos totales de entrega, según el grupo de logística Bringg.

La necesidad de recortar costos a su vez proviene del hecho de que las ventas en línea se están estancando. Proyectan que el crecimiento anual de los ingresos en línea se reducirá a apenas un 4,8 % en 2022, frente a algo más del 14 % una década antes, de acuerdo con las previsiones de GlobalData. Hay que tener en cuenta que todavía hay tiendas virtuales que aún no reportan ganancias y se mantienen con las inversiones de quienes apuestan a un ‘maravilloso’ futuro, que no se sabe si llegará.

Los sitios web evitarán el mismo destino que los predecesores de la vieja escuela, ahora presionados con demasiadas tiendas y gastos indirectos en espiral. Pero si las ventas en línea van a progresar más allá de su actual cuota de mercado del 15 %, esencialmente será por la incorporación de la venta online de tiendas físicas para generar un mix de oportunidades para sus clientes. Cosa, como se ve, que no evitará que deban mantener sus instalaciones a la calle para que sus clientes vean, toquen, huelan, escuchen y, eventualmente, se prueben los productos.
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Fashion Network / Comunidad Textil

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