La industria del calzado de la provincia de Córdoba, Argentina, perdió 600 empleos y se estima que el año pasado la producción cayó más de un 30% respecto del 2017, que ya venía de dos años de derrumbe.

Según Miguel Hames, presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Córdoba, el sector llegó a esta situación debiendo ajustarse debido la fuerte baja en el consumo y debiendo competir con la ola indiscriminada de importaciones, generalmente de bajo precio.

Miguel Hames, presidente de la CIC Córdoba, Argentina.

La industria del calzado de esa provincia esta integrada por unas 200 PYMEs, que actualmente trabaja al 50% de su capacidad instalada.

“En 2018 se perdieron unos 600 puestos de trabajo. Las empresas se vieron obligadas a reducirse, reestructurarse, pero lo hicieron buscando acuerdos con su personal, casi sin conflictos”, precisó el dirigente.

“El achique ya se hizo. Ahora vienen las vacaciones, y las expectativas están puestas en marzo y abril. Esperamos vender mejor la colección invierno”.

“Este año, el mercado argentino moverá unos 105 millones de pares, de los cuales 25 millones serán importados. Para nosotros, con nuestros salarios y sin aranceles, es imposible competir con las zapatillas fabricadas en China o el calzado sintético de mujer que viene de Brasil”, opinó Hames.

El empresario aclaró que la especialidad de las fábricas de Córdoba es el calzado de cuero, un tipo de producto al que hay que apostar más que nunca porque brinda mayor confort y es más saludable.
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La Voz / CueroAmérica

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