Curtiembre.

Sea la eliminación de medidas antidumping contra la importación a través de maniobras de precios subfacturados o la peligrosa liberación de los precios del cuero sin curtir -una materia prima local que permite desarrollar otras industrias y riqueza para el país-, el gobierno argentino acaba de tomar medidas que afectan a las industrias curtidora, del calzado, de marroquinería y de ropa de cuero. El ejemplo contrario lo acaba de dar Italia, cuyo gobierno ofreció un primer aporte de € 250 millones en ayudas a las industrias de la industria de la moda de su país.

Al comenzar el año, pero en pleno verano -período en que los argentinos están de vacaciones, es decir que muchos empresarios no ocupan su lugar en sus empresas y en sus asociaciones-, fue el momento que gobierno de Javier Milei eligió para tomar intempestivamente una serie de medidas que ponen en jaque la actividad de varios sectores de la industria argentina.

Indular SA, en Coronel Suarez

Debemos comenzar a hablar sobre la principal materia prima del sector, el cuero. Teniendo un rodeo vacuno de alta calidad – de unos 55 millones de animales- que da trabajo a una gran industria alimenticia, la industria curtidora no sólo se hace cargo de un importante residuo que deja la faena (las pieles, resolviendo un grave problema ambiental) sino que es el punto de partida de una cadena de producción de bienes que generan unos 50.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Esto es muy grave en un país que tiene actualmente una tasa de actividad de sólo el 48,3%, una tasa de empleo de apenas el 45%, lo que da una tasa de desocupación ya ha escalado al 7%, una tasa de subocupación del 11,4% y finalmente un nivel de pobreza del 53%.

El conjunto de las entidades empresarias desde los curtidores a los fabricantes de manufacturas y su amplia gama de industrias proveedoras respondieron los argumentos gubernamentales que buscaron respaldar la medida. Básicamente la industria marcó la falsedad de los datos. Comenzaron rechazando que exista una “concentración monopólica del mercado de cueros por parte de las curtiembres locales”, básicamente porque en la actualidad el sector frigorífico exporta el 50% de los cueros disponibles, sin procesar.

En segundo lugar sostienen que el precio del cuero tiene relación con el precio de la carne pero que sólo representa entre el 0,8 % y el 1,5 % del animal en pie, contra lo que dice el gobierno que es de un 5% de ese valor.

Asimismo argumentan que el precio de los cueros crudos en el mercado local, es decir lo que pagan las curtiembres argentinas, es superior a los valores que libremente exportan los frigoríficos.

Dicen también que el argumento de que si los frigoríficos exportan los cueros crudos se mejora el precio de la carne en el mercado interno, es un hecho que nunca se registró en la historia del país. Justamente durante el 2024, con la vigencia del arancel y la exportación del 50% de los cueros en estado salado, el precio de la carne en el mercado local disminuyó su precio en un 40%. Esto demuestra que en esta circunstancia no tuvo influencia el régimen de ‘derechos de exportación’ que se derogó, ni el precio del cuero. Esto se debió a la abrupta caída de la demanda de los consumidores.

Lo que queda en claro es que la exportación de una materia prima calificada sin procesar, aniquila integralmente a toda una importante cadena de valor, que pone en peligro a un elevado número de empresas y sus puestos de trabajo.

Industria del calzado.

Las entidades empresarias firmantes del documento son Cámara de la Industria Curtidora Argentina (CICA), Asociación de Curtidores de la Provincia de Buenos Aires (ACUBA), Cámara Argentina de Industriales Proveedores de la Industria del Calzado (CAIPIC), Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines de la República Argentina (CIMA) y Federación Argentina de la Industria de Calzado y Afines (FAICA).
Vale recordar que la industria del cuero y sus manufacturas en Argentina tienen una fuerte tradición, una cultura que logró un crecimiento con el aporte de los inmigrantes europeos en la primera mitad del Siglo XX, que abrieron un ancho camino a producción por su excelente manejo de la producción, del diseño y la moda.

Pero además, al hablar de la industria del cuero y sus manufacturas es preciso saber que el precio de venta de un cuero sin curtir se multiplica por 10 si se exporta una manufactura elaborada con él. La diferencia es creación de riqueza para el país, con un conjunto de trabajos, productos y servicios que se aportan localmente.

La del cuero es una cadena industrial que, por su alto grado de procesos, conlleva la virtud de albergar una porción importante de mano de obra. Esto ayuda a dar trabajo a muchos operarios calificados pero por lo mismo es muy sensible a los cambios en la valoración del dólar. Y en un país con cambios de rumbo en política económica y períodos de sobrevaloración de su moneda -como la actual-, la capacidad competitiva de sus manufacturas en los mercados internacionales se torna dificultosa.

Dados los cambios que el gobierno impone con estas medidas, cabe recordar que tanto las industrias curtidoras como la del calzado y manufacturas son empresas actualizadas tecnológicamente, con inversiones millonarias en equipamiento y responsabilidades sociales.

Seguramente el sector de frigoríficos, fuertemente concentrado en los últimos años, ha logrado ejercer un mayor nivel de convicción en las autoridades, pero esto no otorga razonabilidad a los cambios. De otra manera no se entiende que un gobierno respalde la medida de eliminar los aranceles a la venta de cueros sin curtir con una serie de informaciones falsas. Asi lo atestiguan las cámaras empresarias que reúnen a la compañías curtidoras, fabricantes de calzado, de marroquinería y de insumos y componentes, que son en su casi totalidad pequeñas y medianas empresas que, cabe repetirlo, generan riqueza y trabajo en el país.
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