España no sufría apagones desde la Segunda Guerra Mundial.

En plena crisis energética Europea, el gobierno español dispuso que desde el 10 de agosto, las empresas deben apagar las luces de las vidrieras a las 22 horas, el aire acondicionado deberá colocarse en 27° grados en verano y la calefacción en 19° en invierno.

Las medidas se aprobaron el pasado 1° de agosto en el marco del Plan de Contingencia que España debe enviar a la Unión Europea a finales de septiembre. Durante la Conferencia Sectorial de Energía, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, agradeció “el tono constructivo y la voluntad de cooperación” para el cumplimiento de la normativa.

En el evento, Ribera solicitó a los consejeros autonómicos de Energía, Industria y Comercio que agilicen “la tramitación de las convocatorias de ayudas al ahorro y eficiencia energética”. La ministra también les pidió que promuevan el impulso a las energías renovables “para acelerar el fin de la dependencia de las fuentes fósiles y avanzar en el cambio de modelo energético”. Ribera enfatizó que “España va a cumplir su compromiso de solidaridad con Europa ante una situación grave» y señaló que “todos hemos aprendido que de las crisis no se sale solo”.

Ante las críticas que recibieron las medidas por parte de algunos sectores de la sociedad, la ministra de comercio y turismo, María Reyes Maroto, recordó que “fue el propio sector comercial el que, con carácter previo, admitió que el apagado anticipado de los escaparates representa un ahorro importante en la factura eléctrica”. A quienes sostuvieron que la falta de iluminación comercial podría fomentar la inseguridad, la funcionaria le respondió que “el alumbrado urbano no es el elemento garante de la seguridad en las calles”.
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Ediciones Sibila / CueroAmérica
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