Tras las conversaciones diplomáticas en Ginebra, del 12 de mayo, Estados Unidos y China anunciaron que habían acordado los términos de una tregua. Durante 90 días (que se dedicará a las negociaciones) los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas se reducirán del 145% al 30%, mientras que los aranceles que Pekín impone a los productos fabricados en EE.UU. bajarán del 125% al 10%. Pese a su fogosa arenga en contra del mundo y presionado por las grandes empresas de capital estadounidense y las cadenas comerciales locales -que auguraron inflación y recesión en el país- Donald Trump debió recurrir a la negociación.

En este período las dos grandes potencias se dedicarán a analizar cómo será su relación en los próximos cuatro años, al menos. Queda por ver en qué medida la tregua, cuyo mero anuncio alivió a los mercados bursátiles, tranquilizará esta guerra comercial. Una cosa queda clara: la ineptitud de Donald Trump y su equipo para entender la economía y la industria actual y el grave descalabro que generaron en el mundo en estos días.

En una declaración conjunta, ambos gobiernos reconocieron la importancia de una “relación comercial estable, de largo plazo y mutuamente beneficiosa, no sólo para sus propias economías, sino para la estabilidad económica mundial”.

Este acuerdo llega tras una serie de conversaciones de alto nivel entre funcionarios de ambas naciones y refleja “una voluntad mutua de avanzar con mayor apertura y cooperación”.

Según el acuerdo, Estados Unidos reducirá los aranceles impuestos en virtud de recientes órdenes ejecutivas. En concreto, suspenderá 24 puntos porcentuales del arancel adicional impuesto a los productos chinos, reduciendo la tasa efectiva del 145% al 30% durante 90 días. Estados Unidos también revocará por completo los aranceles adicionales establecidos en virtud de las órdenes ejecutivas 14259 y 14266, emitidas en abril de 2025.

En respuesta, China también ha acordado replicar las reducciones. Por ejemplo, suspenderá 24 puntos porcentuales de su arancel a las importaciones estadounidenses, reduciendo su tasa efectiva del 125% al 10%, y eliminará los aranceles adicionales aplicados según los recientes anuncios de la Comisión de Aranceles Aduaneros. Además, China se ha comprometido a levantar las contramedidas no arancelarias impuestas desde el 2 de abril.

Trump y Xi, una guerra por el liderazgo mundial.

El acuerdo también establece un mecanismo para el diálogo continuo sobre asuntos económicos y comerciales. China estará representada en estas conversaciones por el viceprimer ministro He Lifeng, mientras que Estados Unidos estará representado por Scott Bessent, secretario del Tesoro, y Jamieson Greer, representante comercial, dos hombres del más alto nivel del gobierno estadounidense. Las futuras conversaciones podrían alternarse entre China, Estados Unidos o un tercer país neutral.

Si bien el planteo promete mejorar la situación y ofrece a muchas empresas un plazo de tres meses para reanudar sus actividades con normalidad, persiste la incertidumbre. Los analistas han expresado su preocupación de que este acuerdo no se concrete antes que los países no lleguen a un acuerdo antes de que transcurran los 90 días o que el presidente Trump vuelva a dar un vuelco a la situación….
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ILM / La Conceria / CueroAmérica

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