Tensión entre frigoríficos y curtiembres por el destino de las pieles en pleno Convid19
La pandemia y su consecuente cuarentena, esta generando un enorme desacople de los diversos factores de la economía. En esta situación, la interdependencia de algunas cadenas de producción ha marcado situaciones conflictivas, como la generada en todo el mundo entre los frigoríficos y las curtiembres.
Un sector esencial como el alimentario tiene que estar a pleno en su actividad porque la población requiere que así sea. Los frigoríficos sacrifican y faenan los animales y la carne debe llegar diariamente a supermercados y los comercios respectivos. Sin embargo, la industria curtidora y las que manufacturan el cuero no pueden trabajar, ante el cierre de total de las tiendas y la cuarentena obligada de los consumidores. Por lo tanto, las curtiembres tienen una capacidad muy limitada de recibir las pieles de los animales sacrificados.
Pero las pieles que quedan en los mataderos, deben tener un destino cierto: o son saladas o procesadas o se define su destino final en vertederos, como esta sucediendo en los EE.UU. y otros países. Una resolución muy difícil de arbitrar.
En Argentina los frigoríficos que faenan, toman el precio de venta de la piel a las curtiembres un ingreso importante por su servicio de sacrificio y procesamiento de las carnes. Si los curtidores no pagan, sus costos entran en crisis.
Pero en época reciente, especialmente en el último año, los precios de venta de los cueros cayeron a nivel mundial. La suba en el consumo de carne -y mayor disponibilidad de pieles- y la simultánea caída de la utilización del cuero en la industria automotriz -hasta ahora el principal consumidor- crearon una sobreoferta que aplastó los precios. Los buenos cueros valen poco, lo de baja calidad casi nada.
En ese contexto, el precio que recibien los frigoríficos fue cayendo, creando dificultades en la relación con sus tradicionales clientes. Por su parte, las curtiembres están soportando una baja profunda en su producción y en las ventas, e ingresando en una zona de crisis.
Si a eso se le suma la situación de total inactividad mundial por tiempo indeterminado, es muy fácil deducir que hoy los curtidores tienen escaso interés en esas pieles. Además, carecen de la posibilidad de pagarlas y mucho menos de invertir en químicos y energía para procesarlas. Por otra parte, se enfrentar con la negativa de los trabajadores que, en la realidad de cada empresa (no en los comunicados del sindicato), con toda lógica no quieren romper la cuarentena y arriesgar su salud. No representan un servicio de primera necesidad como los operarios de la alimentación.
Como todos los exportadores, los frigoríficos y productores de carne tanto como las curtiembres, están en problemas por la caída de sus fuertes ventas a China, a Europa y otros países. Nadie sabe como sigue esta película.
La industria cárnica pidió a las autoridades que exija a las curtiembres que compren las pieles, pero es sabido que nadie puede obligar a una empresa a comprar una materia prima que no necesita.
Sin embargo, actualmente, algunas curtiembres retomaron el retiro del cuero. Los frigoríficos denunciaron que lo hacen a valor cero y el pago del flete les implica un costo extra que deben trasladar al precio de la carne.
Pero el abastecimiento a la población de alimentos tiene reglas complejas. El gobierno argentino anunció, a través de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que realizará una investigación del mercado de la carne vacuna a fin de determinar si cometieron infracciones a la Ley de Defensa de la Competencia, por aumentos de precios injustificados.
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Mauricio Herzovich
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