Las carteras Lady Dior afrontan falsificaciones casi perfectas.

Entre 2023 y 2025, una sofisticada oleada de bolsos falsificados Lady Dior ha puesto en jaque al mercado global de lujo de segunda mano. El caso, revelado por una investigación del medio Glitz Paris, involucra más de 150 productos vendidos en países como Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Filipinas.

Lo alarmante no es solo la calidad de las imitaciones, sino su nueva forma: los llamados fake hybrids o falsos híbridos, una modalidad de falsificación que combina piezas auténticas con componentes reproducidos con tal precisión que logran burlar incluso los sistemas de autenticación basados en inteligencia artificial.

El primer indicio de que algo no cuadraba fue la detección de etiquetas internas hechas en cuero repujado -material inusual para modelos de alta gama en piel exótica-, lo que motivó a un grupo de coleccionistas a investigar más a fondo. Los bolsos, que parecían vintage, presentaban inconsistencias mínimas: herrajes plateados en modelos con acabados dorados o una mezcla de piezas nuevas con otras visiblemente usadas.

En las redes aparecieron muchos «influencers» explicando las diferencias entre un producto original y uno falsificado.

El ensamblado, según se descubrió, era resultado de una operación meticulosa: partes originales rescatadas de bolsos usados -en su mayoría comprados en Japón- eran combinadas con componentes falsificados para recrear un producto “nuevo”.

Los sistemas de verificación, incluidos los algoritmos de IA que analizan detalles microscópicos como costuras, textura del cuero o tipografía, no fueron capaces de detectar el fraude. Incluso plataformas internacionales emitieron certificados de autenticidad erróneos, y algunos bolsos falsificados llegaron a venderse por precios superiores a los 11.000 euros.

Según documentos revelados por Glitz, buena parte de estos artículos fueron introducidos en el mercado por la firma Japan Luxury by Christian Carlos (JLCC), un minorista con sede en Asia pero que distribuye globalmente gracias a la sólida reputación del mercado japonés de segunda mano.

Este fenómeno plantea un serio desafío para la industria del lujo, especialmente para las marcas de moda y marroquinería. Ya no se trata de enfrentar imitaciones evidentes, sino de detectar productos parcialmente auténticos ensamblados con técnicas de altísima precisión. Las estrategias tradicionales de autenticación, tanto manuales como digitales, están quedando obsoletas frente a este nuevo tipo de fraude.

Para las empresas del sector, el caso Dior es una advertencia: en un mercado donde la perfección puede ser falsa, proteger la autenticidad requerirá no solo mejores controles, sino una revisión completa del sistema de trazabilidad y validación.
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La Conceria / CueroAmérica

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